Leviathan (Leviafan, Rusia, 2014) Dirección y Guión: Andrey Zvyagintsev.
Reparto: Vladimir Vdovichenkov, Elena Lyadova, Aleksey Serebryakov, Anna Ukolova, Roman Madyanov, Lesya Kudryashova. / Fotografía: Mikhail Krichman. Vista en el marco de la 57 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional en la Cineteca Nuevo León.
por: Enrique López Arvizu
Tragedia a la rusa.
El cuarto largometraje del aclamado director de ‘El regreso’ y ‘Elena’ es una crítica directa a la Rusia actual, absorbida por todos los vicios del capitalismo, en una película que manifiesta, otra vez, su pulso firme como narrador.
Kolya es un hombre que se dedica a la mecánica, vive con su hijo y su segunda esposa en una casa cerca del mar, dicha casa se convierte en el objeto de deseo del alcalde que quiere apropiarse a como de lugar de la propiedad, lo que da a lugar a disputas legales donde el abogado contratado por Kolya, un hombre apuesto residente en Moscú, pareciera tener contra la pared al alcalde por asuntos de corrupción.
El alcalde usará su poder para revertir la situación, pero, en una salida recreativa donde celebran el cumpleaños de un amigo, descubrirá que una relación ha iniciado entre su mujer y el abogado, por lo que toda esta situación trastocará con su aparente calma familiar.
Toda esta primera parte se cuenta en el tono al que nos ha acostumbrado Zvyagintsev, planos largos perfectamente construídos pero aderezados con un humor casi siempre generado en borracheras que aligeran el relato, pero que en su segunda mitad, se volverá en un relato solemne y denso, donde el peso de las instituciones y la crítica a ellas tomarán protagonismo.
Así, la narración parece por un momento perderse en tanta crítica a las diferentes instituciones que ostentan el poder, incluída la iglesia, en escenas donde se deja patente el poder de éstas sobre una sociedad que debe conformarse y dejarse pisotear, en medio de momentos con demasiado simbolismo y alejándose del tono previamente conseguido, así como de la historia de Kolya y familia.
Aún así, la poderosa puesta en escena de Zvyagintsev conforma un filme por demás interesante, que le permitió ser la ganadora del Globo de Oro a la mejor película extranjera y mantenerse en la carrera por el premio Oscar en la misma categoría.