El exorcismo de Anna Waters, de Kelvin Tong

El exorcismo de Anna Waters (The Offering / The Faith of Anna Waters, Singapur-Estados Unidos, 2016) / Guión y Dirección: Kelvin Tong.

Nuestra puntuación

Reparto: Matthew Settle, Elizabeth Rice, Pamelyn Chee, Jaymee Ong, Kheng Hua Tan, Adrian Pang, Elizabeth Lazan, Daniel Jenkins, Colin Borgonon, Adina Herz, Rayann Condy, Shane Mardjuki, Crispian Chan, Ravi Chandran, Marcus Mok, Gumnani Bhavesh. / Fotografía: Wade Muller. / Música: Joe Ng, Ting Si Hao. Estreno viernes 08 de julio de 2016.

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por: Enrique López Arvizu

El que mucho abarca poco aprieta.

Tras una filmografía que ya suman más de siete títulos, el director nacido en Singapur, Kelvin Tong, realiza su primera película hablada totalmente en inglés, y en su afán de complacer a un público muy variado, mezcla tantos elementos propios del género del horror que el resultado final es confuso y poco logrado.

Jamie (Elizabeth Rice), es una periodista que al recibir la noticia de la muerte de su hermana (la Anna Water del título), decide viajar de Chicago a Singapur, esto para investigar las circunstancias de su muerte, ya que supuestamente se habría quitado la vida y ella considera que esto no sería factible.

Ya en Singapur, se aloja en la casa donde murió su hermana, con su sobrina que padece una enfermedad congénita incurable, al igual que la madre y que habría sido la causa del suicidio de la mujer, pero Jamie va descubriendo diferentes misterios alrededor de la casa que deberá descifrar para llegar a la verdad.

El principal problema de la más reciente película de Tong es que toma demasiados elementos propios de las películas de terror, (posesiones, niños fantasmas, exorcismos, elementos religiosos, presencias demoníacas, enfermedades, tecnología y un largo etcétera) sin conseguir unificarlos dentro de la historia que está contando, dejando por el final un verdadero caos con subtramas que poco aportan y varios cabos sueltos.

Además presenta diversas situaciones que han sido vistas ya en infinidad de películas del género, algunas demasiado recientes, y con un exceso de sustos repentinos muy forzados y previsibles, que abusan del sonido a muy alto volumen como único recurso para sorprender.

La película termina perdiéndose, sin conseguir en ningún momento crear una genuina atmósfera de tensión y con una resolución absurda y mal ejecutada.

 

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