Matar o morir (Peppermint, Estados Unidos-Hong Kong, 2018) / Dirección: Pierre Morel.
Reparto: Jennifer Garner, Richard Cabral, John Ortiz, John Gallagher Jr., Juan Pablo Raba, Method Man, Tyson Ritter, Annie Ilonzeh, Jeff Hephner, Pell James, Eddie Shin, Chris Johnson, Kyla Drew Simmons, Erin Carufel, Johnny Ortiz, Sam Upton, Cailey Fleming, Edilsy Vargas, Ian Casselberry, Mel Fair, Gustavo Quiroz Jr., Michael Reventar, Denney Pierce. / Guion: Chad St. John. / Fotografía: David Lanzenberg. / Música: Simon Franglen. Estreno viernes 23 de noviembre de 2018.
por: Enrique López Arvizu
Mujer empoderada.
La más reciente película del realizador francés Pierre Morel es una reinterpretación a su mayor éxito, ‘Taken’, primera parte de la saga producida por Luc Besson a la que Liam Neeson supo sacar gran provecho, cuyo rol es interpretado ahora por Jennifer Garner, en una clara alusión a los tiempos que corren, tratando de empoderar al género femenino y sacar un poco de provecho de ello.
Riley North (Jennifer Garner) llega tarde al festejo del cumpleaños de su pequeña hija Carly (Cailey Fleming), por cuestiones de trabajo, al llegar se entera que nadie acudió a la fiesta, tras una discusión con la madre de una compañera de la escuela de Carly, por lo que con su esposo Chris (Jeff Hephner), deciden levarla a una feria para festejarla y comer, pero justo antes de volver a casa, Chris y Carly mueren al ser atacados por los matones de un poderoso narcotraficante al que un compañero de Chris pretendía estafar.
Riley también es alcanzada por las balas y cae en coma, pero al volver en sí consigue reconocer a los matones, pero por actos de corrupción y el miedo al que el narco llamado Diego García (Juan Pablo Raba) tiene sometido a las autoridades los dejan en libertad, Riley explota de ira y logra escapar, para reaparecer cinco años después en busca de venganza.
Bajo la sombra de películas como la ya mencionada ‘Taken’, ‘John Wick’ o ‘Atomic Blonde’, ‘Peppermint’ es un rejunto de tópicos del cine de venganza narrada de manera poco prolija y con una innumerable cantidad de huecos en su guion, que se resiente en un relato desorganizado y con una gran cantidad de situaciones que violentan la poca lógica interna.
El principal fallo de la película es que no permite al espectador crear algo de empatía con el personaje que interpreta Jennifer Garner, quien, tras vivir el momento traumático de la muerte de su familia, al siguiente plano reaparece como una suerte de Sarah Connor todopoderosa, quien elimina a todo el que se le ponga enfrente de la manera más simplona y casi sin problema alguno.
La película se enfrenta a problemas de ritmo, y sobre todo de cohesión dentro de lo que se narra, abusando de los estereotipos y lugares comunes, dando como resultado una película fallida, ordinaria y poco emocionante, a excepción de los últimos 15-20 minutos que logran generar algo de tensión.