Un espía y medio (Central Intelligence, Estados Unidos, 2016) / Dirección: Rawson Marshall Thurber.
Reparto: Dwayne «The Rock» Johnson, Kevin Hart, Amy Ryan, Danielle Nicolet, Aaron Paul, Jason Bateman, Ryan Hansen, Tim Griffin, Timothy John Smith, Sione Kelepi, Dylan Boyack, Thomas Kretschmann, Megan Park, Slaine, Annie Kerins, Melissa McCarthy. / Guión: Ike Barinholtz, Dave Stassen, Rawson Marshall Thurber (Historia: Ike Barinholtz,Dave Stassen). / Fotografía: Barry Peterson. / Música: Ludwig Göransson, Theodore Shapiro. Estreno viernes 01 de julio de 2016.
por: Enrique López Arvizu
Cuando amigos del pasado regresan por facebook.
El subgénero de los buddy films parece haberse revitalizado y ‘Un espía y medio’ sabe bien mezclar una trama que se esfuerza en sostener su coherencia y dos actores con buena química y timing para la comedia.
Calvin Joyner (Kevin Hart) fue el chico más popular del colegio, en una ceremonia a gimnasio lleno, unos compañeros le juegan una pesada broma a Robby Wierdich (Dawyne Johnson), el gordo de la clase, siendo Joyner el único que lo apoya ante tan difícil momento.
Han pasado 20 años y Joyner está frustrado ante un empleo que no le satisface y una crisis matrimonial que se avecina, todo en el contexto de la próxima reunión con los ex compañeros de escuela, ante lo cual recibe una invitación por Facebook de Robby, que ahora es un musculoso agente de la CIA y está metido en un serio problema al que va a involucrar a Joyner.
El éxito de una buena película de colegas se basa en conseguir un adecuado equilibrio entre las escenas de acción y las de comedia, además de la buena química entre los protagonistas y una historia que subraye y sepa utilizar a su favor las diferencias, sobre todo físicas, entre dichos personajes.
En ‘Un espía y medio’, Rawson Marshall Thurber (We’re the Millers) consigue equilibrar todos los elementos con los que cuenta, además de personajes de reparto que hacen breves apariciones (Alan Paul, Jason Bateman y alguna sorpresa al final), en una historia que por momentos funciona bien y por momentos parece tomarse demasiado en serio.
Lo mejor de ‘Un espía y medio’ es el par protagonista, la química entre ellos es funcional a la trama, con un Johnson a pleno y un Kevin Hart muy contenido en su habitual verborragia que logran que la película sea amena, ligera y llevadera, aunque también efímera.