Sangre de mi sangre, de Jean-François Richet

Sangre de mi sangre (Blood Father,Francia, 2016) / Dirección:  Jean-François Richet.

Nuestra puntuación

Reparto: Mel Gibson, Erin Moriarty, Diego Luna, William H. Macy, Elisabeth Röhm, Thomas Mann, Ryan Dorsey, Michael Parks, Dale Dickey, Richard Cabral, Raoul Max Trujillo, Daniel Moncada, Miguel Sandoval. / Guión: Peter Craig, Andrea Berloff (Novela: Peter Craig). / Fotografía: Robert Gantz. / Música: Sven Faulconer. Estreno viernes 07 de octubre de 2016.

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por: Enrique López Arvizu

Padre coraje. 

La cinematografía francesa se ha ganado a pulso un cierto prestigio gracias a su impronta autoral, y ahora en años recientes algunos realizadores franceses, con Luc Besson a la cabeza, han emulado con éxito el cine más comercial típico de Hollywood.

‘Blood Father’ es un thriller de acción dirigido por Jean-François Richet que, tras probar con una comedia romántica regresa al género que más le ha redituado, como su remake al clásico ‘Assault on Precinct 13’, con un actor probado en el género como Mel Gibson.

Gibson interpreta a Link, un hombre que tras haber cumplido con una condena en la cárcel está en un grupo de recuperación para ex alcohólicos, vive en un viejo remolque aislado del mundo, donde se dedica a realizar tatuajes y espera a poder reencontrarse con su hija quien huyo de la casa de su madre hace un tiempo.

Un día la esperada llamada llega, su hija Lydia (Erin Morriarty) lo ha buscado pero para pedirle dinero pues se ha metido en un tremendo problema y ahora es perseguida por unos matones de un cartel mexicano, Link acude a buscar a su hija con quien tendrá que huir mientras busca resolver el problema de su hija y resarcir la relación entre ellos.

‘Blood Father’, titulada en México ‘Sangre de mi sangre’ no esconde sus armas, es una típica película de acción que bien pudo haber sido protagonizada por Liam Neeson, pero en su lugar tiene a un Mel Gibson a plenitud, el gran soporte de esta película en un papel que le queda perfecto, que se muestra efectivo en las potentes escenas de acción, bien diseñadas y ejecutadas, y que consigue una perfecta química con Erin Morriarty. Por ahí aparece también Diego Luna como un narco mexicano, que otra cosa si no.

Una película que resulta efectiva y entretenida, que se da el tiempo de tirar un par de críticas a la contradictoria cultura de armas estadounidense pero que no pretende ir mucho más allá que ser un vehículo para el lucimiento de Mel Gibson y entretener al público que guste de secuencias llenas de balas, sangre y golpes.

 

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