Hoje eu quero voltar sozinho (Brasil, 2014) / Dirección y Guión: Daniel Ribeiro.
Reparto: Ghilherme Lobo, Fabio Audi, Tess Amorim, Selma Egrei, Eucir de Souza, Naruna Costa, Júlio Machado, Isabela Guasco, Lúcia Romano, Victor Filgueiras. / Fotografía: Pierre de Kerchove. 10 Festival Internacional de Cine Monterrey 2014. Competencia Internacional.
por: Enrique López Arvizu
No me alarguen ese cuento.
Luego de su exitoso cortometraje, Eu Nao Quero Voltar Sozinho, Daniel Ribeiro se vio tentado a alargar la historia de Leo y Gabriel y convertirlo en un largometraje, y aunque la película es amable, honesta y funciona por momento, queda un poco a deber ante la inevitable comparación.
Nao Quero Voltar Sozinho era un cortometraje donde la naturalidad y frescura de las interpretaciones se sumaba a lo tierno y al mismo tiempo sólido de la historia; el descubrimiento de la identidad y del amor de un par de chicos adolescentes en medio de un imposible triángulo.
Ahora, ante la necesidad de incrementar el metraje, la suma de personajes no hace más que alargar de forma innecesaria la misma anécdota: la aparición de los padres sobreprotectores y la abuela de Leo solo sirve para tratar de incrementar minutos con un drama familiar que se vuelve repetitivo y que al final de la historia no se desarrolla del todo. Lo mismo pasa al sumar al personaje de Karina como posible interés romántico de Gabriel.
La historia entre Leo y su amiga Giovana, por su parte, se enriquece ahora tras la aparición de Gabriel, la tensión por haber sido suplida es abordada de manera adecuada por Ribeiro, lo mismo el desarrollo del personaje de Leonardo, valiente y firme en sus decisiones, aún ante las dudas y temores que se enfrenta.
Sabiéndose una historia encantadora, Ribeiro hace avanzar en piloto automático su película, haciendo ahora abuso de constantes chistes sobre la ceguera de Leo, así como la tensa relación de Leo con su madre que aporta poco y nada al relato, sin embargo, la parte medular de la historia, el vínculo de Gabriel y Leo, ahora pierde la frescura, volviéndose una película simpática, sí, pero mecánica y llena de cálculo, restándole espontaneidad.
A su favor, hay que decirlo, la mirada acerca de la identidad sexual, lejos del melodrama vacío al que suelen recurrir tantas películas latinoamericanas, que se dicen necesarias y valientes (Azul y no tan rosa, Cuatro lunas, etc.), acá Ribeiro lo mira con naturalidad y sin discursos «morales e importantes», eso se merece varios aplausos.