Sólo los amantes sobreviven (Only Lovers Left Alive, Reino Unido, 2013) Dirección y Guión: Jim Jarmusch.
Reparto: Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska, John Hurt, Anton Yelchin, Slimane Dazi, Jeffrey Wright. / Fotografía: Yorick Le Saux. / Música: SQÜRL, Josef van Wissem.
por: Enrique López Arvizu
El amor a través de los tiempos.
A través de sus películas, Jim Jarmusch ha coqueteado con diversos géneros, por decirlo de alguna manera, y en su más reciente película cuenta la historia de una pareja de vampiros, Adam y Eve.
Eve (Tilda Swinton, memorable) vive en Tánger, suele recorrer sus calles por las noches y leer vorazmente libros varios, Adam (Tom Hiddleston) vive en la decadente Detroit, es un músico que prefiere mantenerse anónimo y apenas tiene contacto con el exterior a través de un amigo-asistente, un humano a los que Adam llama zombies.
Ambos, siendo vampiros, se alimentan de sangre, pero no salen a cazar víctimas para sobrevivir ya que eso es cosa del pasado; ella consigue ‘de la buena’ con su amigo Marlowe (John Hurt), un viejo vampiro quien escribió las obras atribuidas a Shakespeare, mientras que Adam sólo sale a la calle para surtirse de sangre en el hospital con el médico que interpreta Jeffrey Wright, ellos la degustan en delicadas copas en breves sorbos que los llevan a un éxtasis muy particular.
Así, en medio de múltiples referencias y guiños, Jarmusch nos muestra a una peculiar pareja unida a través de siglos en un amor infinito y separada por la distancia, hasta que Eve viaja para encontrarse con su amado al sentirlo depresivo a causa del devenir de la humanidad, una casi apocalíptica Detroit los encontrará juntos otra vez, ella recibirá la visita de su hermana Ava (Mia Wasikowska), joven e impulsiva que amenaza la estabilidad de ambos.
Jarmusch reflexiona acerca de la pareja y la decadencia de la sociedad actual en una película intrigante y seductora por igual, con un par protagónico que enamora y una música que hipnotiza y acompaña las soledades de la pareja de vampiros, fanáticos además de Jack White.
Acá no hay terror, violencia ni chorros de sangre, a estos vampiros los mueven otras inquietudes, Jarmusch los dotó de la dignidad y misticismo que estos seres siempre deben tener en la pantalla grande.