La La Land: Una historia de amor (La La Land, Estados Unidos, 2016) / Guión y Dirección: Damien Chazelle.
Reparto: Emma Stone, Ryan Gosling, John Legend, Rosemarie De Witt, J.K. Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno, Jessica Rothe, Jason Fuchs, Callie Hernandez, Trevor Lissauer, Phillip E. Walker, Hemky Madera, Kaye L. Morris. / Fotografía: Linus Sandgren. / Música: Justin Hurwitz. Pre-estreno viernes 20 de enero. Estreno viernes 03 de febrero de 2017.
por: Enrique López Arvizu
Amor tecnicolor.
La música ha estado muy presente en la aún breve filmografía del director Damien Chazelle, por lo que su decisión de llevar a la pantalla un musical en forma no sorprende, logrando un filme que se adhiere a la tradición del musical norteamericano de los años 50, con resultados muy favorables.
Nada más empezar, un número musical bellamente filmado en un logrado plano secuencia que sucede en una autopista da inicio a una película que rápidamente nos presente a sus personajes principales, Mia y Sebastian, ella aspirante a actriz que trabaja en un local de café dentro de unos estudios cinematográficos, mientras él es un músico de jazz que sobrevive tocando música que no le gusta y sueña con tener su propio local de jazz.
El destino los pondrá frente a frente en diferentes circunstancias, hasta que lo inevitable sucederá y el amor florecerá entre estos dos soñadores artistas que juntos buscarán alcanzar sus sueños y fortalecer su amor.
Dividida en episodios que representan cada una de las estaciones del año, la historia se va contando desde sus primeros encuentros y resulta encantador la manera como se va desarrollando, que encuentra uno de los puntos más altos de la película en ese primer número musical que comparten Emma Stone y Ryan Gosling, en un trabajo por demás destacable, con una Emma Stone en el momento más pleno de su carrera.
El recorrido que se va a haciendo de la ciudad de Los Ángeles recurre a la nostalgia, con todos los tópicos del cine musical más clásico y algunas referencias al cine de Jacques Demy, pero cuando el enamoramiento ha cedido a la relación de los personajes, Chazelle pierde el control de la narración, en una parte final del segundo acto que naufraga entre el drama más sentimentaloide y se aleja de la arriesgada propuesta del primer tramo del relato.
Pero tras ese bache narrativo, la esperanza se retoma con una de las secuencias finales más memorables del cine reciente, que salva una historia que iba perdiendo fuerza, hasta llevarla a ser uno de los mejores filmes musicales de los últimos años.