La conspiración del silencio, de Giulio Ricciarelli

La conspiración del silencio (Im Labyrinth des Schweigens, Alemania, 2014) / Dirección: Giulio Ricciarelli.

Nuestra puntuación

Reparto: Alexander Fehling, Andre Szymanski, Friederike Becht, Johannes Krisch, Hansi Jochmann, Johann von Buelow, Robert Hunger-Buehler, Lukas Miko, Gert Voss. / Guión: Elisabeth Bartel, Giulio Ricciarelli. / Fotografía: Roman Osin. / Música: Sebastian Pille. Estreno jueves 19 de mayo de 2016.

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por: Enrique López Arvizu

Heridas que no sanan.

La ópera prima del actor y ahora realizador italiano radicado en Alemania, Giulio Ricciarelli, se ubica 15 años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial y plantea, basada en un hecho histórico con agregados ficcionales, el primer juicio de la justicia alemana en contra de oficiales y autoridades responsables de los campos de concentración de Auschwitz.

El relato es protagonizado por un personaje creado para la ocasión, el joven fiscal Johann Radmann, interpretado por Alexander Fehling, que es presentado desde la primera escena como un idealista y muy correcto hombre apegado a la legalidad, siendo el único que se interesa en la denuncia que hace un hombre acerca de un tipo que reconoce en un maestro de escuela a uno de sus torturadores en el pasado.

A partir de este hecho, Radmann con la ayuda del periodista Thomas Gnielka y el fiscal Fritz Bauer, personaje al que históricamente se ha reconocido como el verdadero promotor de los juicios de Auschwitz y que en la película tiene el rol de mentor y apoyo moral del joven, inician una exhaustiva investigación que culminará en 1963 y durante algunos años con un largo proceso que pondrá de cara al pueblo alemán ante un doloroso y vergonzoso pasado reciente que algunos ignoran y otros simplemente prefieren no desenterrar.

Con una puesta en escena por demás simple, demasiado correcta y muy emparentada con el telefilm, la película de Ricciarelli se ve rebasada por el tema que afronta y lo que éste puede llegar a despertar en el espectador, siendo lo más interesante la manera en que se muestra como un país se enfrenta a un pasado que quiere y prefiere olvidar y después como le hace frente a ese pasado.

El relato pierde interés cuando se centra en el drama interno de Radmann, aquí presunta encarnación del pueblo alemán que se queda corta, con drama amoroso incluido que debilita el relato más allá de su sencilla factura carente de riesgos.

Candidata alemana en la carrera por el premio Oscar, la película tiene apenas relevancia por el hecho histórico que narra a pesar de sus limitaciones narrativas.

 

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