La chica danesa (The Danish Girl, Reino Unido, 2015) / Dirección: Tom Hooper.
Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Ben Whishaw, Matthias Schoenaerts, Victoria Emslie, Adrian Schiller, Richard Dixon, Paul Kerry, Helen Evans, Michael Gade Thomsen, Alicia Woodhouse. / Guión: Lucinda Coxon (Novela: David Ebershoff). / Fotografía: Danny Cohen. / Música: Alexandre Desplat. Estreno viernes 15 de enero de 2016.
por: Enrique López Arvizu
En cuerpo ajeno.
La nueva película de Tom Hooper toma un caso verídico sucedido en los primeros años del siglo XX, el de la primera persona sometida a una operación de reasignación de sexo, en la búsqueda de su identidad y estabilidad emocional.
Eddie Redmayne es quien da vida a Einar Wegener/Lili Elbe, un pintor de paisajes que descubre su preponderante lado femenino al atender una solicitud de parte de su esposa Gerda, Alicia Vikander en un rol excepcional, también pintora quien le solicita se calce las ropas de una modelo que no ha acudido ese día a su cita, lo que genera en Einar sensaciones que darán paso a una lucha interna por defender su verdadera identidad.
Lo que empezó como un simple juego entre la pareja, pronto dejará de serlo cuando Gerda descubre que la personalidad de Lili es ahora la dominante por sobre Einar, dando paso a una lucha por combatir ineficazmente la verdadera naturaleza de su esposo.
Con una historia por demás poderosa y con un sinfín de posibilidades narrativas, el director inglés se decanta por evadir los riesgos y recorrer una vereda conocida al dotar a su película de un exceso de situaciones melodramáticas que la emparentan con el lenguaje narrativo de las telenovelas, sin sutilezas y un grueso trazo en la construcción de sus personajes.
Como es ya habitual en su cine, el academicismo se postra por delante en un desfile interminable de bellos planos perfectamente encuadrados e iluminados, en un exceso de preciosismo que atenta contra una historia que se torna plana y repetitiva, y que ante un conflicto que exigía mayor profundidad en su tratado, termina por apenas presentar un esbozo descuidado de la problemática en pantalla que no termina por emocionar nunca.
Mientras que el trabajo de Eddie Redmayne en su composición del atribulado marido que posteriormente sólo dará cabida a la mujer que vive en él, se siente en el límite de la sobreactuación y con recursos que se agotan muy rápido para después volverse simple repeticiones de gestos y posturas y poco introspectiva, en cambio el de Alicia Vikander como la sufrida y comprensible esposa es mucho más profundo y emotivo que el de su par, dejando cojo al relato y con pocos alcances.
Así, Tom Hooper es incapaz de aprovechar una rica historia al ponderar lo estético por sobre lo narrativo, al no saber delimitar a su actor protagónico, con un guión que aprisiona las emociones y desborda un sentimentalismo edulcorado, dando como resultado una película con un destacado diseño de producción pero falta de alma e incapaz de conmover.