Hot Milk, de Rebecca Lenkiewicz

Hot Milk (Hot Milk, Reino Unido, 2025) / Dirección: Rebecca Lenkiewicz.

Nuestra puntuación

Reparto: Emma Mackey, Fiona Shaw, Vicky Krieps, Vincent Pérez, Yann Gael, Patsy Ferran, Vangelis Mourikis. / Guion: Rebecca Lenkiewicz. Novela: Deborah Levy. / Fotografía: Christopher Blauvelt. / Música: Mathew Herbert. Estreno jueves 03 de julio de 2025.

por: Enrique López Arvizu.

Un verano complicado.

Rebecca Lenkiewicz inció su carrera dentro del cine como guionista, con títulos muy importantes como la ganadora del Oscar ‘Ida’ de Pawel Pawlikowski, ‘Disobedience’ del chileno Sebastián Lelio, la miniserie ‘Small Axe’ de Steve McQueen o ‘She Said’ de Maria Schrader. Su paso a la dirección de tiempo y lo hace adaptando una novela de 2016 de Deborah Levy.

La historia que narra es la de madre e hija, Rose (Fiona Shaw) y Sofia (Emma Mackey). Rose es una mujer irlandesa que padece una enfermedad que desconoce que le impide caminar, a pesar de múltiples médicos nadie sabe diagnosticar su mal que parece algo más allá de lo físico, pero para atenderse por enésima ocasión decide viajar junto a su hija Sofia, de 26 años y estudiante de Antropología, a Almería, en el sur de España.

Allí tomará un tratamiento de medicina alternativa con un reconocido médico (Vincent Pérez) que utiliza métodos poco ortodoxos, mientras Sofia se dedica a acompañar y asistir a su madre, con la que tiene una relación complicada, hasta que decide darse una escapada por el pueblo donde conoce a Ingrid (Vicky Krieps), una enigmática mujer de espíritu libre de la que pronto se siente atraída.

La película se centra en estos puntos, la relación de una madre con diversos temas de su pasado que la tienen en su situación actual y de los que no quiere volver a hablar, intentando ejercer sobre su hija un mayor control sin importar que incluso llegue a ridiculizarla. Por su parte Sofia acompaña a Rose, pero siempre a disgusto, sin encontrarse a si misma a pesar de su edad, y con problemas derivados de la separación de sus padres, que se reflejan en su actuar presente, sobre todo cuando se relaciona con Ingrid.

El problema de ‘Hot Milk’ radica en su guion, algo sorprendente viendo la notable filmografía de su autora, que da la sensación de no tener muy claro lo que intenta contar ni la manera en la que decide hacerlo, Lenkiewicz tropieza al presentar un relato en el que la sobre carga emocional de sus personajes termina por abrumarlos, personajes que aparentan cierto hastío, que ni grandes actrices como Fiona Shaw o Vicky Krieps consiguen remontar.

Desde la dirección, Lenkiewicz busca generar un clima inquietante que nunca llega a explotar, todo el peso emocional que contiene el drama se va disolviendo entre situaciones por momentos indescifrables o poco justificados, incluyendo su desenlace, pero todo se termina diluyendo, entre la obviedad y la indiferencia que genera en el espectador y sus atribulados personajes que no llegan a desarrollarse plenamente.

Lo más rescatable corresponde al trabajo de Christopher Blauvelt, que desde su cámara consigue elevar visualmente un relato que se pierde entre sus fallidas pretensiones narrativas.   

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