Correr para vivir (Correr para vivir, México, 2024) / Dirección: Gerardo Dorantes.
Reparto: Vladimir Rivera Mata, Manuel Cruz Vivas, Eligio Meléndez, Mayra Sérbulo, Martijn Kuiper. / Guion: Fabián Archondo, Gerardo Dorantes. / Fotografía: Emiliano Villanueva. / Música: Emiliano Mota. Estreno jueves 25 de abril de 2024.
por: Enrique López Arvizu.
La carrera de la vida.
Contrario a lo que rige el mercado, el director Gerardo Dorantes debuta en el panorama del cine comercial mexicano con una película que, si bien parece coquetear con ser una convencional historia de superación, termina siendo un más que efectivo thriller.
Ambientado en la Sierra Tarahumara, en el norte de México, narra la historia de los hermanos Omero (Vladimir Rivera Mata) y Capó (Manuel Cruz Vivas), jóvenes que viven con sus padres a quien ayudan en las labores del campo. Omero sueña con convertirse en un corredor rarámuri, pero no cuenta con el apoyo de su padre, quien prefiere al mayor de sus hijos.
Mientras su hermano, quien cuenta con mejores condiciones para serlo y es el favorito de su padre, se ve atrapado por el repentino embarazo de su novia, por lo que la urgencia de obtener dinero lo hará tomar decisiones equivocadas cuando lo acechan delincuentes que lo buscan para transportar droga, lo que traerá severas consecuencias para él y toda su familia.
Dorantes acierta con la narrativa de su relato, mostrando a sus personajes de manera cercana en su hábitat habitual, pero aferrándose a las herramientas que el género le permite, por lo que algunos lugares comunes hacen su aparición sin empacho alguno, sin llegar a regodearse en alguno en específico, sino empleándolos como elementos narrativos.
El reparto mezcla actores experimentados en roles secundarios que en general se sienten desaprovechados con un par de jóvenes con menor experiencia que llevan los roles principales y quienes consiguen sostener la película, destacándose Vladimir Rivera en su primer trabajo actoral.
Cuando el relato parece enfilarse de manera irremediable a convertirse en un filme aspiracional, Dorantes mete el acelerador y el segundo acto termina por convertir a su película en un sólido y efectivo thriller en el que la tensión crece de manera constante y logra mantener la atención del espectador.
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