Timbuktu, de Abderrahmane Sissako

Timbuktu (Mauritania-Francia, 2014) / Dirección: Abderrahmane Sissako.

Nuestra puntuación

Reparto: Abel Jafri, Hichem Yacoubi, Kettly Noël, Pino Desperado, Toulou Kiki, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohamed, Mehdi A.G. Mohamed, Fatoumata Diawara, Adel Mahmoud Cherif, Salem Dendou, Mamby Kamissoko, Yoro Diakité, Cheik A.G. Emakni, Zikra Oualet Moussa, Weli Cleib. / Guión: Abderrahmane Sissako, Kessen Tall. / Fotografía: Sofian El Fani. / Música: Amin Bouhafa. Estrenada viernes 10 de abril 2015.

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por: Enrique López Arvizu

En el nombre de dios.

‘Timbuktu’ es una película mucho menos radical narrativamente hablando, dentro de la filmografía de Abderrahmane Sissako, director nacido en Mauritania, pero que no por eso demerita ante, por ejemplo,  ‘Bamako’ película anterior en su filmografía en donde Sissako borraba la frontera entre documental y ficción ante lo poderoso de su puesta en escena.

Un grupo fundamentalista islámico toma control de una población cercana a Timbuktu, en Mali, prohibiendo cualquier manifestación que ellos consideran ofendsiva para dios, tales como escuchar música, jugar futbol, reír, o, en el caso de las mujeres, cubrirse incluso sus manos usando guantes. A pesar de la ocupación basada en el terror, y de absurdos juicios de parte de una improvisada corte, la población intenta sobreponer su dignidad a las directrices que los fundamentalistas les dictan;

Un poco fuera de la ciudad, en unas dunas, vive una familia integrada por Kidane, su mujer Satima, Toya, su hija e Issam, un chico pastor que ha perdido a su padre, su tranquilidad se ve interrumpida cuando una de sus vacas es asesinada por un pescador al que Kidane asesina accidentalmente, este hecho fracturará a la familia y los hará enfrentarse a la inexistente justicia que pretenden impartir los yihadistas.

Tomando como punto de partida hechos sucedidos en 2012 en esa misma parte del mundo, Sissako es categórico al narrar el horror pero también se permite relajar un tanto el relato, con escenas que humanizan y confrontan a sus personajes, en especial a los que representan a los guerrilleros, sin llegar a la parodia, mostrándolos en momentos donde hacen y disfrutan de las cosas que condenan, como ejemplo las escenas varias donde los yihadistas hacen abuso de las tecnologías (cámaras, teléfonos) o esa simpática escena que muestra a los chicos del lugar jugando al fútbol sin pelota de por medio.

La película de Sissako denuncia con todas las letras los abusos de los fundamentalistas en un relato contundente y desolador, pero que no se logra apartar del todo de cierto discurso edificante, una película con mas virtudes que contras, siempre sensible y emotiva, con escenas filmadas con rigor que impactan con fuerza en el espectador.

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