Las montañas deben partir (Shan he gu ren / Mountains May Depart, China-Francia-Japón, 2015) / Guión y Dirección: Jia Zhang-Ke.
Reparto: Zhao Tao, Zhang Yi, Liang Jingdong, Dong Zijian, Sylvia Chang. / Fotografía: Yu Lik-wai. / Música: Yu Lik-wai. / Vista en la 59 Muestra Internacional de Cine en Cineteca Nuevo León.
por: Enrique López Arvizu
Todo se transforma.
La nueva película del director de películas como ‘Naturaleza muerta’ o ‘El mundo’, presenta en un relato mucho más convencional respecto a su obra primaria y dividida en tres tiempos y formatos, mostrando un retrato de como la economía de libre mercado ha impactado a China y sus habitantes.
La historia inicia en la víspera del cambio de siglo en 1999, una pareja de amigos se disputan el amor de Tao (Zhao Tao), una chica que vive con su padre y que está en el medio de la disputa entre un joven empleado de una mina carbón y otro, un nuevo rico propietario de una estación de gasolina, todo contado como si de una comedia romántica se tratase y en un formato de video cuadrado.
Tao habrá de decidirse por el millonario y en un salto temporal que nos ubica en 2014 muestra a la pareja separada, él viviendo en Australia con su nueva esposa y ella, que ha sufrido la pérdida de su padre, se enfrenta a la difícil situación de tener que mandar a su hijo con padre para que tenga acceso a una educación mejor y global.
Un nuevo salto temporal ubica el relato en el año 2025, en Australia y hablando en inglés, el hombre decrépito y en soledad no sabe bien cómo disfrutar su fortuna mientras su hijo ha crecido con un desapego total a su cultura e idioma, con apenas recuerdos de su vida en China y ante la ausencia de su madre encuentra en su maestra esa figura faltante que le complete su identidad.
Jia Zhang-ke consigue narrar los cambios sufridos por los habitantes de su país y como el desapego y desarraigo, así como el desenfreno mercantilista que trae consigo el expansionismo capitalista impacta a la población, en esa analogía donde Tao se deja seducir por el arribista millonario y después habrá de enfrentar las consecuencias, tal como China ante su apertura económica.
Con una narrativa lejos ya de la contemplación de sus películas iniciales, tal como la anterior ‘A Touch of Sin’ aunque sin lo áspero y crudo, Jia Zhang-ke entrega una sentida y sagaz mirada a su tierra y sus conflictos.