Ida (Polonia-Italia-Dinamarca, 2013) Dirección: Pawel Pawlikowski.
Reparto: Agata Kulesza, Agata Trzebuchowska, Joanna Kulig, Dawid Ogrodnik, Jerzy Trela, Adam Szyszkowski, Artur Janusiak, Halina Skoczynska, Mariusz Jakus. / Guión: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz. / Fotografía: Lukasz Zal y Ryszard Lenczewski. / Música: Kristian Selin Eidnes Andersen. Forma parte de la 57 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
por: Enrique López Arvizu
Volver a ser.
La más reciente película del director polaco Pawel Pawlikowsli, la primera que dirige en su propio país, llega precedida una muy merecida fama a propósito de la cantidad de reconocimientos y nominaciones que ha acumulado los últimos meses.
Con una exquisita fotografía en blanco y negro y formato cuadrado en 4:3, cuenta una historia ambientada en los años 60 en la recién renacida Polonia, aún sacudida por las secuelas de la II Guerra Mundial; Ida se asemeja a cierto cine europeo de esa época, con reminiscencias a Wajda, Bresson o Bergman, aunque su temática religiosa recuerde más a Dreyer.
La protagonista de la historia es Anna (la enigmática Agata Trzebuchowska), una chica a punto de ordenarse como religiosa en un convento católico; la madre superiora le sugiere salir a conocer a su único pariente vivo, su tía Wanda (una extraordinaria Agata Kulesza), una mujer dura, solitaria, que fue jueza y condenó a varias personas a la muerte y que hoy vive entre el alcohol, el humo de sus cigarrillos y encuentros casuales con diversos hombres.
La primera salida al exterior de Anna no podría ser más caótica, el choque de personalidades es inevitable, además la tía le comenta sobre sus orígenes; ella en realidad se llama Ida y es judía, y que sus padres murieron en la guerra.
La película se torna en una road movie en donde ambas mujeres coincidirán en la búsqueda de un pasado que afinque su atribulado presente, confrontando siempre dilemas morales mientras se escarba en un pasado doloroso con heridas que no han terminado de sanar.
Quizás los puntos en contra de ‘Ida’ sea su preciosismo poco disímulado, y un guión que alude a un cálculo muy propio de películas del circuito de festivales, sin embargo Pawlikowsli sabe sortearlos a tiempo con una puesta en escena precisa y poderosa, con planos que respiran cine tanto en su muy particular encuadre así como en su duración.
Una película viva que en sus sutilezas sorprende y atrapa, vibrante relato de búsquedas que se merece toda la atención más allá de los premios que vaya acumulando.