Amar, beber y cantar, de Alain Resnais

Amar, beber y cantar (Aimer, boire et chanter, Francía, 2014) / de Alain Resnais.

Nuestra puntuación

Reparto: Sabine Azéma, André Dussollier, Michel Vuillermoz, Hippolyte Girardot, Sandrine Kiberlain, Caroline Silhol. / Guión: Alex Réval, Laurent Herbiet, Jean-Marie Besset (Obra: Alan Ayckbourn). / Fotografía: Dominique Bouilleret. Vista en la 58 Muestra Internacional de Cine.

4

por: Enrique López Arvizu

La última de Resnais.

Creador de clásicos inolvidables como ‘El año pasado en Marienbad’, ‘Hiroshima Mon Amour’, y ‘Noche y niebla’ entre muchos otros, Alain Resnais se despidió del mundo en 2014 y ‘Amar, beber y cantar’ fue su última película, tercera adaptación de una obra de Alan Ayckbourn, de quien también adaptó ‘Smoking/No Smoking’ y ‘Pasiones privadas en lugares públicos’.

Con un acabado bastante cercano a una obra de teatro, cuenta la historia de dos parejas de amigos que se enteran que a un amigo de muchos años, un tal George Riley, le quedan sólo 6 meses de vida, la noticia trastocará la vida de ambas parejas, quienes decidirán incluir a George en la puesta de una obra de teatro que están ensayando.

La noticia también afectará a Mónica y su nueva pareja, ella fue la última esposa de George y quién algunos años atrás decidió abandonarlo, y ahora es persuadida por los amigos para que regrese con él y le haga compañía en sus últimos días.

Pero no sólo la noticia afectará a estas 3 parejas, ya que al parecer George, a quien nunca vemos en pantalla, está enamorando a todas las mujeres poniendo en riesgo el equilibrio emocional de todos ellos.

Ligera, sencilla y muy agradable de seguir, la última película de Resnais se sostiene en el maravilloso trabajo de sus 6 actores quienes, en un muy evidente registro teatral, consiguen envolver al espectador en una trama plena de amor y que va de la comedia a la farsa con un toque de misterio, el que rodea al personaje de George.

‘Amar, beber y cantar’ quedará como el testamento fílmico de un autor que siempre supo darle lugar a la experimentación, jugando con lo artificioso de sus decorados y con el inminente tema de la muerte, en una despedida sentida y liviana por igual, que al fin el gran teatro de la vida debe continuar.

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