47 Ronin, de Carl Rinsch

47 Ronin (Estados Unidos/2013). Director: Carl Rinsch. Reparto: Keanu Reeves, Hiroyuki Sanada, Ko Shibasaki, Tadanobu Asano. / Guión: Chris Morgan y Hossein Amini. / Fotografía: John Mathieson. / Música: Ilan Eshkeri. Estrenada el 31 de enero de 2014.

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Por: Oswaldo Torres Cedeño.

Leyendas del Japón.

Desde 2008, Keanu Reeves no había vuelto a llamar la atención de los reflectores gracias a alguna película que valiera la pena.

Keanu, a pesar de sus limitaciones histriónicas, nos tenía acostumbrados a grandes trabajos, y para prueba están Matrix, Constantine, El día que la Tierra se detuvo, Máxima velocidad, El abogado del diablo, entre otras.

Resulta extraño que haya regresado al plano estelar cinematográfico con una producción que costó más de 200 millones de dólares, tomando como base argumental una leyenda oriental.

Si bien Matrix, saga que lo catapultó a la inmortalidad, dentro de todo su despliegue de efectos visuales, también se daba el tiempo para hacer reflexionar al espectador, ¿qué necesidad tenía Keanu Reeves de recetarnos otra historia con sorprendentes efectos especiales y con mensaje filosófico de por medio?

Ante una posible catástrofe, Keanu optó por no salir de los cánones que sigue Hollywood cuando se trata de mostrar una historia de ancestros japoneses, como Tom Cruise en «El último samurai»; y al igual que a Cruise, a Keanu Reeves le comieron el mandado cuatro factores: el astro Hiroyuki Sanada, una sobreactuada Rinko Kikuchi, un gordito que hace de samurai y que le pone chispa a su personaje, y la fotografía.

«47 Ronin» nos entrega una historia que narra el honor de los samurais, a través de una venganza que se originó por la muerte de Lord Asano, un señor feudal, quien acogió como propio al mestizo Kai (Reeves).

Mika corresponde al amor de Kai, pero éste es desterrado gracias a la envidia de Kira. Y ahora, Kai planea vengar el asesinato de Asano, con una legión de samurais.

En la película tenemos elementos cliché: la lealtad, el honor, el sacrificio, la pérdida, la recompensa.

Pero he de aceptar una cosa: es bastante entretenida, aún y que no trae nada nuevo al género.

Las más de dos horas de duración no se sienten, lo que sí hay que comentar es que a aquellos conocedores de la historia de Japón, o que están hartos de Keanu Reeves, absténganse. Quienes quieran pasar un rato agradable, échenle un ojo.

Sorprende que es de las pocas películas recientes que ha durado más de 10 semanas en cartelera.

[Calificación: /710]

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