Huérfanos de Brooklyn (Motherless Brooklyn, Estados Unidos, 2019) / Dirección: Edward Norton.
Reparto: Edward Norton, Bruce Willis, Willem Dafoe, Bobby Cannavale, Alec Baldwin, Leslie Mann, Gugu Mbatha-Raw, Ethan Suplee, Dallas Roberts, Michael Kenneth Williams, Fisher Stevens, Cherry Jones, Josh Pais, Robert Wisdom, Candace Smith, Doris McCarthy, Courtney Gonzalez, Joseph Siravo, Olli Haaskivi, Erica Sweany, Stephen Adly Guirgis, Peter Lewis, Corey Brown, Robert Myers, Julie Hays, Deborah Unger, Ezra Barnes. / Guion: Edward Norton (Novela: Jonathan Lethem). / Fotografía: Dick Pope. / Música: Daniel Pemberton. Estreno viernes 22 de noviembre de 2019.
por: Enrique López Arvizu
Vistosa y ambiciosa.
Pasaron 19 años del debut como director del también actor Edward Norton, sucedido con una comedia poco memorable, y ahora llega su segunda película, una historia que persiguió por años, adaptando el mismo la novela de Jonathan Lethem y conformando un equipo insuperable, tanto en lo técnico como en lo actoral.
La historia está adaptada en la década de 1950, Lionel Essrog (Norton), a quien llaman también Brooklyn, un obstinado investigador privado que padece el síndrome de Tourette, quien intenta resolver el misterio tras el asesinato de su mejor amigo y compañero.
Ello lo lleva a introducirse en un mundo entre políticos, actos de corrupción y racismo, debiendo enfrentarse a un poderoso funcionario que amenaza a unos barrios marginales que son defendidos por un grupo de mujeres activistas, lideradas entre otras por Laura Rose (Gugu Mbatha-Raw), que se convertirá en el interés romántico de Lionel.
Estéticamente la película de Norton es muy atractiva, tomando elementos del cine clásico, más concretamente del thriller policíaco y del cine negro, el director se permite algunos momentos de notable belleza en la construcción de los planos, lo que sucede de similar manera en el plano musical, consiguiendo agradables momentos en las incursiones del protagonista en ambientes propios del jazz.
Pero es en el aspecto narrativo donde el trabajo de Norton se queda corto, el relato no termina por fluir del todo, construyendo una película inconsistente, en la que a una secuencia lograda y llamativa le sigue otra que se alarga con diálogos redundantes, intrascendentes y sobre explicativos, como el hecho de que el personaje de Norton deba advertir a cada personaje con el que se encuentra que padece Tourette, lo que no funciona en esta adaptación a la pantalla que además se extiende innecesariamente en su duración.
Por lo demás, este segundo paso en la carrera de Norton como director es sin duda alguna mayormente positivo, todo un acierto el rodearse de grandes profesionales y conjuntar un reparto lleno de figuras tales como Willem Dafoe, Bruce Willis, Bobby Cannavale, Leslie Mann y Alec Baldwin, todo un verdadero dream team en una película que no consigue satisfacer del todo sus muy altas pretensiones.