Chronic, de Michel Franco

El último paciente: Chronic (Chronic, México, 2015) / Guión y Dirección: Michel Franco.

Nuestra puntuación

Reparto: Tim Roth, Bitsie Tulloch, Michael Cristofer, David Dastmalchian, Tate Ellington, Nailea Norvind, Claire van der Boom, Sarah Sutherland, Joe Santos, Laura Niemi, Kari Coleman, Rachel Pickup. / Fotografía: Yves Cape. Estreno viernes 08 de abril de 2016.

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por: Enrique López Arvizu

La imposibilidad de abandonar el tremendismo.

La cuarta película de Michel Franco (antes había dirigido Daniel y Ana, Después de Lucía y A los ojos, ésta última en codirección junto a Victoria Franco), mantiene un tono seco, austero y a pesar del tema que narra, y a diferencia de sus primeras dos películas, libre de golpes bajos, pero en el plano final todo lo conseguido se derrumba.

En su segunda participación en un filme mexicano durante 2015 (también protagonizó ‘600 millas’), Tim Roth le da “vida” a David, un enfermero que atiende a personas con enfermedades terminales a quienes minuciosamente atiende y acompaña en esos momentos en los que los familiares ya no pueden o quieren hacerse cargo.

David se involucra de más con cada paciente y se integra a esos últimos momentos de vida para sobrellevar su soledad, ya que además de hacer deporte invierte su tiempo en actividades que ayuden a mejorar su relación con su paciente en turno o a conocerle mejor, luego de que en apariencia él abandonó a su familia con quienes intenta tener un acercamiento después de un hecho doloroso del pasado.

La película de Franco es un melodrama acético y duro, cercano a ciertos filmes de Haneke, con planos fijos y largos que escudriñan el dolor pero que acá apenas son incómodos, y si bien Franco se aleja de la crueldad que imperaba en sus dos primeras películas, consigue desarmar al espectador con ese rigor con el que narra el día a día de su personaje.

Franco no tiene empacho en mostrar cuerpos desnudos deteriorados por enfermedad, a los cuales David atiende de manera meticulosa llegando a generar un grado de intimidad que después le cobrará factura con los familiares, y siempre en ese tono seco, con ritmo lento y hasta observacional, consigue poner ésta su más reciente película varios peldaños por arriba del resto de su filmografía, además de lograr que el espectador sienta algo de empatía con este personaje que pese a sus imperfecciones parece ser una buena persona.

Pero es ese último plano/escena de la película en que, con toda la intención de estallar en el espectador un momento final shockeante, donde el relato desdibuja las virtudes de lo antes visto, dejando en claro que el cine de Michel Franco sigue definitivamente el derrotero del tremendismo.

 

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